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Automatización en la cadena de suministro

Junio 18, 2021
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Las cadenas de suministro existen desde hace mucho tiempo. Las antiguas rutas de la seda y de las especias por las que viajaban las mercancías exóticas hacia Occidente demuestran que incluso los ejemplos globales no son nada nuevo. Lo que es relativamente nuevo es el concepto de cadena de suministro (Supply Chain) como modelo analítico. Se cree que el gurú de la gestión empresarial Keith Oliver acuñó la frase a principios de la década de 1980 en su intento de cambiar la forma en que la gente veía toda la narrativa del "punto de origen al punto de consumo".

Su trabajo fue muy influyente. En la actualidad, es una sabiduría ortodoxa que los diversos procesos que componen la fabricación y distribución de un producto no se consideren como esferas de actividad aisladas y dispares, sino como aspectos interdependientes de un sistema integrado, o como eslabones de una cadena. Sólo así se puede conseguir que el conjunto funcione con la máxima eficacia.

Es una visión de conjunto. Las cadenas de suministro van más allá de la logística, aunque el transporte físico de mercancías es intrínseco a ellas. En realidad, se trata de relaciones: entre los proveedores de materias primas y los fabricantes, entre los fabricantes y los vendedores, entre los vendedores y los consumidores (por citar sólo a los principales actores); y se trata de mantener esas relaciones equilibradas, abiertas y funcionando con fluidez.

¿Cómo puede beneficiar la automatización a la cadena de suministro?

Las cadenas de suministro son, en cierto sentido, cadenas de personas en (idealmente) constante contacto entre sí. ¿De qué manera pueden esos puntos de contacto, y hasta qué punto puede la secuencia en su conjunto, funcionar de forma automatizada? ¿Qué tan difícil y qué tan grande es el aumento de eficiencia resultante?

La automatización de procesos robóticos (RPA) demuestra que una serie de tareas de procesamiento rutinarias de la oficina pueden ser automatizadas con buenos resultados. En ese sentido, y sobre todo a medida que la tecnología se desarrolla, la RPA tiene una gran aplicabilidad en la cadena de suministro. En lugar de depender de una persona para hacerlo, un vendedor de productos puede utilizar la RPA para mantener una comunicación en tiempo real entre un almacén y un departamento de ventas (por ejemplo, a través de correos electrónicos generados automáticamente), manteniendo así las disponibilidades con exactitud y previniendo la decepción del cliente.

Este tipo de automatización, si funciona bien, representa un importante paso adelante en la eficacia del sistema. La gestión de inventarios de este tipo ya no depende de actualizaciones manuales altamente falibles ni de tomas de stock programadas. Mantiene las listas de stock funcionales en tiempo real, al igual que, en una fábrica, el mantenimiento predictivo mantiene la maquinaria un paso por delante de las averías y las reparaciones.

Los robots en el almacén pueden automatizar aún más este diálogo entre la oferta y la demanda. Como dispositivos del Internet de las Cosas (IoT), el tipo de robots que hoy recuperan el inventario de las estanterías en el almacén puede estar en comunicación bidireccional con los sistemas de gestión de almacenes basados en software. De este modo, estos sistemas operativos disponen de una imagen correcta y completa de lo que se necesita, lo que sale e incluso lo que se devuelve a las estanterías en un momento dado.

La conectividad es la clave

La conectividad es clave para que la cadena de suministro funcione sin problemas y en el caso del hardware esto significa tecnología IoT. Los containers inteligentes muestran cómo puede funcionar a la hora de trasladar productos o partes de productos en el ámbito internacional.

Estas grandes cajas de acero pueden estar equipadas con sensores alimentados por baterías que transmiten continuamente información sobre la ubicación geográfica de su contenido, vía satélite y servicios en la nube, a los paneles de control en los puertos. A partir de ahí, esos centros pueden coordinar el flujo de tráfico total de forma inteligente, ininterrumpida y con conocimiento de causa, utilizando esa gran cantidad de información en tiempo real.

Pero los contenedores etiquetados son sólo el principio de la historia. El objetivo del IoT es automatizar -si no robotizar- todo el hilo logístico de la cadena de suministro. Hace años que se trabaja en los campos del transporte marítimo autónomo y los camiones sin conductor. E incluso la notoriamente complicada "última milla" de la cadena ha inspirado el desarrollo de una serie de robots de reparto aéreos y terrestres.

La eficiencia es siempre el objetivo. Y el hecho de que haya menos seres humanos en el transporte es, en parte, la consecuencia de superar la cultura del papeleo, posiblemente el mayor enemigo de la eficiencia de la cadena de suministro. En el transcurso de un solo pasaje internacional, por ejemplo, los llamados contratos inteligentes pueden activar automáticamente pagos intermedios, despachos de aduana y conocimientos de embarque equivalentes a literalmente cientos de firmas ejecutadas manualmente, junto con todos los errores y retrasos que ello implica.

Los contratos inteligentes en las cadenas de suministro suelen establecerse utilizando la tecnología blockchain. Y, aunque está lejos de estar completamente desarrollada, el blockchain promete aportar un cambio aún mayor a la forma en que funcionan las complejas relaciones comerciales. Como libro de contabilidad digital de los negocios cuyo contenido se actualiza de forma segura (gracias al consentimiento mutuo), universal y simultánea, tiene el potencial de sincronizar los registros y las actividades de los socios comerciales a lo largo de toda la cadena de suministro y potencialmente eliminar los puntos de retraso y latencia por completo.

Datos, datos, datos...

La automatización se nutre de los datos y la automatización de los grandes sistemas requiere que los datos salgan de sus formas tradicionales y se integren para crear grandes imágenes. Estas imágenes no sólo permiten a los participantes individuales de una cadena de suministro responder de forma proporcional y oportuna a los desarrollos en otras partes de la cadena (aumentos de la demanda de los consumidores, por ejemplo, o cambios en las regulaciones gubernamentales), sino que, gracias al poder del análisis de la inteligencia artificial (IA), permiten a las empresas predecir de forma creíble desarrollos desafiantes antes de tiempo.

Todo ello promete grandes cosas, pero sólo al precio de una gran inversión. Las empresas comprometidas con la automatización de las cadenas de suministro deben adoptar el hardware, el software y la formación que acompañan a la tecnología digital, y aceptar también ciertos cambios culturales. La transparencia transaccional del blockchain, por ejemplo, o la adhesión a protocolos emergentes y compartidos, desafían fundamentalmente los valores empresariales tradicionales de secretismo y autogobierno.

La automatización de la cadena de suministro es algo más que escáneres y códigos de barras. Se basa en las prácticas de la digitalización profunda y la colaboración basada en la nube. Como tal, significa sólo un aspecto de un entorno comercial que está tomando forma lenta, pero definitiva.

Fuente: The Automation Engineer (Control Techniques)